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sábado, 5 de junio de 2010

Antecedentes del Socialismo y Su contexto Economico

Los antecedentes del socialismo pueden limitarse básicamente a La Revolución Industrial, la Revolución Francesa y La posterior formación del Movimiento Obrero; debido a que en estos momentos históricos, se produjeron los más importantes aportes a la formación de un nueva clase Social que posteriormente se movilizaría y conformaría movimientos, los cuales se identificaban con un ideario político, Económico y Social, El Socialismo.


Entrando en materia los acontecimientos que convergieron para que se formara el proletariado, Clase social responsable posteriormente del socialismo, comenzaron en 1760-1820 cuando se implementaron los enclousers acts (ley de cercamientos) en Inglaterra, así que un puñado de terratenientes de mentalidad comercial comenzaron a monopolizar la tierra.

La agricultura estaba pues ya preparada para cumplir con sus 3 funciones fundamentales en una era de industrialización:
• Aumentar la producción para alimentar la población no agraria en rápido crecimiento.
• Proporcionar un vasto cupo de potenciales reclutas para las ciudades e industrias.
• Suministrar un mecanismo para la acumulación de capital utilizable por los sectores más modernos de la economía.
• proporcionar un excedente para la exportación que ayudase a las importaciones de capital.

En términos de los fallos que presentaba la revolución industrial y que afectaría posteriormente el jornal de los trabajadores estaban:
• ciclo comercial de alza y baja
• tendencia de la ganancia a declinar
• baja inversión debido a la baja tasa de ganancia
• la mecanización aumentaba la productividad (que es el costo por unidad producida).

Después de 1815 los precios bajan debido al aumento en la producción de bienes y por tanto bajan las ganancias. La única solución para mantener las ganancias era disminuir los costos, específicamente el de los jornales, que eran los que más se podían comprimir.

En términos de los salarios, solo si el costo de la vida descendía, podían descender los jornales, costo que hacía que la tasa de ganancia disminuyera. Las leyes de los cereales con sus tremendas tarifas protectoras, con las que un parlamento de terratenientes habían envuelto a la agricultura británica, eran las que mantenían los precios de los alimentos y el costo de la vida altos.

Analizando las olas revolucionarias y las guerras Napoleónicas desde el punto de vista económico, las guerras Revolucionarias y Napoleónicas fueron menos costosas en términos reales para el imperio británico que para Francia, Holanda y España y otros países continentales. Hubo grandes reveses en el comercio de ultramar y sobre los intereses coloniales de las potencias continentales. Holanda perdió sus territorios en Asia, Francia redujo su presencia colonial en Asia y perdió la Republica Dominicana. Brasil se independizó de Portugal y España perdió sus colonias en América Latina, reteniendo solo a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. El imperio Británico tomo control del territorio perdido por Francia y Holanda en Asia y África y extendió su control sobre la India. Y estableció una presencia comercial en Latino America.
Ideológicamente La Revolución Francesa aportó ideas y sus personajes influyeron en gran medida en los movimientos obreros y la posterior formación del el Socialismo. Los jacobinos fueron algunos de ellos, eran revolucionarios radicales de clase media que llevaron la revolución Francesa hasta el final, sin alterar su postura. Tal clase surgió en el curso de la revolución industrial, con el proletariado o con las ideas y movimientos basados en él.

El combustible de la formación del movimiento obrero y de la Revolución Francesa lo iniciaron la esclavitud y el algodón que siempre marcharon juntos, alianza que desarrolló una gran industria de algodón en Inglaterra desde 1760 1 y creó miseria y descontento, materiales primordiales de la revolución social.

Contextualizando los hechos anteriormente mencionados, entre 1870 y 1913 la economía mundial creció más rápido que entre 1913 y 1950; De 1870 a 1913 el PIB per cápita mundial creció 1.3 por ciento al año comparado con 0,5 % de 1820-70 y 0,07 % de 1700 a 1820. Esta aceleración fue debida a un más rápido progreso tecnológico y la fuerzas difusionistas desatadas por el orden económico liberal del cual el Reino Unido era el principal arquitecto.
Entre 1820 y 1913 el ingreso per cápita creció mucho más rápido que alguna vez en el pasado, 3 veces más de lo que lo hizo entre 1700 y 1820. La razón básica de este mejoramiento en el desempeño fue la aceleración del progreso técnico, acompañado por un rápido crecimiento en el stock de capital físico, mejoramiento en la educación y las habilidades de la fuerza de trabajo. El progreso económico fue facilitado por la ausencia de significantes conflictos militares. Esto contrastó enormemente con lo experienciado entre 1688 y 1815, donde las 6 mayores guerras, 63 años de conflicto, habían impuesto serias restricciones al desarrolle económico.
La innovación en comunicaciones jugó el papel más importante en el enlace entre el mercado nacional de capitales y la facilidad del movimiento de capital internacional. El Reino unido ya jugaba un papel muy importante en las finanzas internacionales, gracias a la solvencia de su crédito público y su sistema monetario, el tamaño de su mercado de capitales y la deuda pública, y el mantenimiento del patrón oro desde 1821 para estabilizar su tasa de cambio.
Analizando el capital humano, la situación de los trabajadores pobres y especialmente del proletariado industrial que formaba su núcleo, era tal que la rebelión no solo fue posible, sino casi obligada. Por tanto era inevitable en la primera mitad del siglo XIX la aparición de los movimientos laboral y socialista, así como el desasosiego revolucionario de las masas. La revolución obrera de 1848, revolución proletaria desatada en toda Europa contra la burguesía, sería su consecuencia directa.

Lo verdaderamente nuevo en el movimiento laborista de principios del siglo XIX era la conciencia de clase y la ambición de clase. La revolución francesa dió confianza a esta nueva clase; la revolución industrial imprimió en ella la necesidad de una movilización permanente.

La conciencia de la clase trabajadora no existía en 1789, ni si quiera durante la revolución francesa. Pero en los dos países que incorporaron la doble revolución existía desde luego entre 1815 y 1848 y de manera especial hacia 1830. La discusión intelectual en Inglaterra y Francia dió lugar al concepto y a la palabra "Socialismo" en los años 1820.

En términos de las influencias del socialismo, la conciencia proletaria estaba combinada y reforzada por la que muy bien puede llamarse conciencia jacobina, o sea, la serie de aspiraciones, experiencias, métodos y actitudes morales que la revolución francesa (antes que la americana) infundió en los confiados pobres. Las conciencias proletaria y jacobina se complementaban.

El movimiento laborista existía hacía tiempo, pero desde la revolución francesa, la clase media liberal y radical le proporcionaba inspiración y jefes.

El ocaso del movimiento obrero era inevitable después de su derrota en la revolución de 1848. En ese sentido una ola de revoluciones de carácter Socialista sucedieron en Europa entre 1815 y 1848. Rara vez la incapacidad de los gobiernos para detener el curso de la historia se ha demostrado de modo más terminante que en los de la generación posterior a 1815. Evitar una segunda revolución francesa, o la catástrofe todavía peor de una revolución Europea general según el modelo de la francesa, era el objetivo supremo de todas las potencias que habían tardado más de 20 años en derrotar a la primera; incluso los ingleses, que no simpatizaban con los absolutismos reaccionarios que se reinstalaron sobre toda Europa y sabían que las reformas ni pueden ni deben evitarse, pero que temían una nueva expansión Franco- jacobina mas que cualquier otra contingencia internacional. Tres principales olas revolucionarias hubo en el mundo occidental entre 1815 y 1848.
La primera tuvo lugar entre 1820- 1824. En Europa se limitó al Mediterraneo, con España (1820), Napoles (1820) y Grecia (1821). Excepto el griego todos aquellos alzamientos fueron sofocados2.
La segunda ola revolucionaria se produjo en 1829-1834 y afectó a toda la Europa al Oeste de Rusia y al continente Norteamericano. Esta ola fue más grave que la de 1920, ya que marcó la derrota definitiva del poder aristocrático por el burgués en la Europa Occidental2.
La tercera, la mayor de la olas revolucionarias, fue la de 1848, fue el producto de las décadas de crisis en el desarrollo de la nueva sociedad comenzadas en 1830. Esta revolución estalló y triunfó en Francia, en casi toda Italia, en los estados alemanes, en gran parte de los imperios de los Hansburgo y en Suiza (1847). Lo que en 1789 fue el alzamiento de una sola Nación era ahora, la primavera de los pueblos de todo el continente. Esta ultima revolución dio origen a la liga de los proscritos, que más adelante se convertiría en la liga de los justos y en la liga Comunista de Marx y Engels quienes crearon el Manifiesto Comunista, que era una declaración futura de guerra contra la burguesía. Esta última revolución fue originada por una crisis de los asuntos políticos del Estado.
Las tentativas de crear organismos revolucionarios internacionales nunca cesaron, desde la joven Europa de Mazzini. Entre los movimientos nacionalistas tal internacionalismo tendía a perder importancia pues los países que ganaban sus independencias y entablaban relaciones con sus vecinos veían que estas no eran muy fraternales. En cambio entre los social revolucionarios que cada vez aceptan mas la orientación proletaria, ese internacionalismo ganaba fuerza. La internacional, como organización y como canto, iba a ser parte integrante de los posteriores movimientos socialistas del siglo.
Un factor accidental que reforzaría el internacionalismo de 1830-1848, fue el exilio. Una gran parte de exiliados eran causa de las derrotas a las olas revolucionarias de 1831. Por los años de 1840 se unieron a la internacional intelectuales Rusos, que huían a los trabajos forzados de Nicolas I en Rusia, y estudiantes y residentes acomodados de parís y Viena. Juntos prepararían la revolución Europea que se produciría y fracasaría en 1848.
En Resumen, lo que mantuvo firme el movimiento eran el hambre, la desgracia, el odio y la esperanza. y lo que lo derrotó, tanto en la Inglaterra cartista como en el continente revolucionario de 1848, fue que los pobres ( lo bastante numerosos, hambrientos y desesperados para sublevarse) carecían de la organización y la madurez capaz de hacer de su rebelión algo más que un momentáneo peligro para el orden social. En 1848, el movimiento del trabajador pobre tenía todavía que desarrollar su equivalente al jacobinismo de la clase media revolucionaria de 1789-1794.

Bibliografía

Las Revoluciones Burguesas. E Hobsbawm. 1971
Madisson A. The world Economy. 2001.